lunes, 17 de febrero de 2014

Un poema que se cuela

No cabe duda de que la mejor musa, es una serie de enlaces químicos a los que bautizaron al alcohol. Brandy, Vodka, Wishky o (mi favorito) Ron.

Vuelves y te vas
entre las conchas de ostras viejas
(sin perlas;
las robaron)
y cartuchos de dinamita que se cebaron
entre miradas vidriosas
entre escupitajos secos

vienes y te vas

entre sueños
entre pesadillas
entre la orden de tacos
(dos de pastor, tres de tripa...
harta salsa, por favor)

En el buró hay dos pastillas
(que alientan abstenerse de ser ingeridas con alcohol)
de color blanco
como velos
y vestidos
o vestiduras
de satín y madera

en la ventana
cuatro pisos para un suelo
a 9.8 mts sobre segundo al cuadrado
ergo
un buen madrazo
quizá la muerte
quizá una contusión lisiadora

incertidumbre
un tedio
un cigarro
un tintero

posponer un futuro
que nos alcanza

tal vez mañana
tal vez mañana

una bocanada
de aire
de humo

tal vez mañana
un trago de ron
que confirma
tal vez mañana

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