jueves, 31 de julio de 2014

Por fin

Por fin, el mundo cambia un poco. Por fin mi querida amiga-editora-asesora me empezará a enrolar en el mundo editorial y literario. Por fin publico en una revista (se llama C2). Por fin, me he podido ir abrazado a ella, un rato. Y no pasa nada, sé que no pasa nada, que sólo somos amigos. Pero por fin, las cosas poco a poco cambian y mejoran.

miércoles, 30 de julio de 2014

x

Decidí quedarme callado
morir poco y lento
pasar desapercibido
sin salir a la calle

decidí hacerme chiquito
escondido
desaparecer de los recuerdos

decidí dejar de asistir
a los eventos
que se acostumbraran
a contestar
(cuando preguntaran por mí)
"ya sabes cómo es ese wey"
"no vino"
"quién sabe"

decidí ser eso y ese
una manchita
sin molestar a mis vecinos

decidí ser una letra
y otra
tras otra
y seguir callado
y seguir escribiendo

Preocupado

Y mirarte ahí
sin poder fumar
bebiendo a mi lado
platicando
enseñándome tantas cosas que no conozco

y verte ahí
con el silencio a un lado
porque no puedes respirar
porque no quieres seguir fumando
porque te sientes verdaderamente mal

y verte ahí
impotente mi asiento
no pudiendo ayudarte
y preocuparme
no pudiendo hacer nada

y verte ahí
aun lado
y abrazarte
y seguir a tu lado
en compañía

y sentirme impotente
lejos y distante
y asustarme
y que te duela el pecho
y que no haya
nada
nada nada
que pueda hacer

martes, 29 de julio de 2014

Una salida

Me dijiste
que una sonrisa
y una cerveza
son cosas necesarias

me dejaste tomarte de la mano
unos momentos
mientras bebíamos un tarro oscuro
me sonreíste

y no sentí que me faltara nada
más que caminar
un cigarro
y caminar

sábado, 26 de julio de 2014

Lilith

--Oh, mon cherié --me decía Lilith tratando de imitar el acento parisino de los vampiros de Anne Rice que acabábamos de ver en la tele--, no se abandona a alguien que puso toda su confianza en ti; menos cuando esa persona te lo pidió y tú aceptaste; no se abandona a alguien cuando el mundo se le viene abajo, cuando se está hundiendo, eso sólo lo hacen las ratas en alta mar. Y menos aún se abandona a alguien que estuvo ahí cuando tú lo necesitaste. Y si lo haces, no puedes llamarte a ti mismo una buena persona.

      --Lilith, pero si tú hiciste los mismo --le espeté.
     
      --Sí, pero yo nunca dije que fuera una buena persona. Yo soy una de esas ratas de alta mar que salta del barco si se hunde. Y aunque te diga que te amo, no impediría que volviera a saltar una y otra vez. Soy una puta, y aun así me quieres. ¿Quién tiene el problema?


sábado, 19 de julio de 2014

Capítulo 1 (fragmento) de la nueva novela en la que ando trabajando

Cuando se despertó se dio cuenta que el destino lo había alcanzado. Durante mucho tiempo se despreocupó de él, se quitó las máscaras y los disfraces creyendo que lo había perdido; que en aquellas olas y arreboles había lavado su karma. Que se había hecho sal y disuelto en  el océano. Ahora sabía que no era cierto. Lo había sabido desde el momento en que el sol entró en su bungaló entre arena y susurros de un mar que le hablaba quedito, contándole que estaba solo, preparándolo para que al despertar no le cayera de sorpresa. Así fue que, al vaciar su mirada por toda la casa, notó que ni la ropa de Lilith ni el resto de sus cosas estaban. Se preguntó si habían estado siquiera la noche anterior. Había llegado directamente a su cuarto; había discutido con ella. Quizá lo supo en ese momento pero no le importó, o no quiso tomarle importancia, quizá en verdad no lo había notado. Lilith le había pedido que confiara, que podía ir a aquella fiesta en la playa llena de hippies y no pasaría nada. Quizá se metería un ácido, o probaría un poco de marihuana, pero todo estaría bien. Quería hacer esas cosas sin él a su lado para demostrarle que era capaz de ser responsable de sí misma, o al menos es lo que ella le decía; sintió que estaba leyendo el Paraíso perdido, pero sin serpiente, y por lo mismo sin un destino tan funesto como aquél. Pese a ello la sensación no era del todo agradable, sin embargo creyó que después de dos años podía confiar plenamente en aquella mujercita de piel blanca ligeramente cocida por sal y sol, y ojos coloreados por un niño travieso; sobre todo porque en el lugar había extranjeras mucho más guapas que Lilith, haciéndola un pez chico en el mar, un atún dentro de un cardumen de atunes que se le parecían y, sobre todo, la superaban en belleza y, seguramente, actitud. Además el conglomerado de hippies que llegaba por medio de aventones a Sayulita para practicar surf; no buscaban más que relaciones de una noche, y Lilith siempre había mencionado su desdén a ese tipo de relaciones chicle: masca un rato y después escupe. Así que nada podría salir mal, o al menos no peor de lo que estaban las cosas. Y realmente no estaban tan mal. Lilith se la pasaba en las tardes mirando el sol ocultarse en el horizonte mientras coloreaba agua y nubes, y todavía un rato más, mientras luna y estrellas se miraban vanidosas en el gran espejo. Después llegaba al bungaló donde la cena estaba preparada. Ella era la que socializaba un poco con todos los turistas, la mayoría traía sus propias drogas, sin embargo la fiesta siempre era demasiada para poder conservarlas durante mucho tiempo (y a veces él entraba a las tiendas de campaña cuando estaban distraídos para robarles sus reservas de estupefacientes); ahí entraba ella, negociando con sus nuevos amigos algo de marihuana, un gramo, o algo de LSD. A veces, cuando estaban de suerte, el distribuidor les llegaba a mandar hongos, y esos los costeaban más alto pues eran mercancía preciada y socorrida por el rebaño de surfistas que no buscaban el atasque, sino algo que los hiciera sentirse un poco más en comunión con el ambiente de sol y playa, entre tambores bailes y malabar.

Así es como habían logrado sobrevivir durante dos o tres meses, el tiempo no les interesaba realmente, al menos no a él; y lo habían logrado bastante bien, pese a que el lugar era una zona completamente turística, y sólo se llenaba de gente cuando era temporada vacacional. Pero en los lugares aledaños a Sayulita, como San Francisco y Punta de Mita, siempre había algún renegado a la desintoxicación que buscaba un poco de alivio a la ansiedad, al delirium tremens, o quizá el equivalente a la despedida de solteros para dejar sus vicios con el tratamiento de ibogaína; y aunque no eran los únicos capaces de conseguir estupefacientes, eran los más socorridos; habían entrado directamente por un contacto que Lilith hizo en la prepa y con el cual no perdía comunicación, que se había cansado de vivir ahí pero no quería dejar el negocio por las ganancias que producían los gringos que llegaban a festejar en la Riviera.



jueves, 17 de julio de 2014

Deambulando

Sin saber qué pasa, o sabiendo poco, los chismes le llegaban a los oídos. Había enterádose que la modelo estaba por dejar a su novio. Eso le gustaba y le asustaba al mismo tiempo. Sabía todas sus loqueras, sabía sus problemáticas, y sabía de sobremanera que ella aún no había sanado la ruptura con su ex. Sabía que eso era algo problemático porque de una u otra manera, se trataba del motivo por el cual estaba por terminar a su novio. Ella podía justificarlo de cuantas maneras quisiera, pero él sabía que parte de la ruptura se debía a toda esa carga emocional que suelen dejar tras de sí las rupturas; a él mismo le había llevado más de año y medio superar su perdida no tan lagar como la de aquella chica. Quizá podría superarlo en menos tiempo, tomando en cuenta que era más inteligente que él, era una probabilidad bastante sensata. Pero sabía que también necesitaba tomar en cuenta que esas cosas de superar a parejas anteriores no tenía que ver con la inteligencia o la purga literaria de letras y letras; así que quizá tardaría más. Pero también sabía que aquella chica mágica, de sonrisa bonita y voz gruesa, le tenía miedo al abandono y la soledad, así que existía la posibilidad de estar con ella; el detalle estaba en si era prudente o no, en si no terminaría igual que el desdichado que estaba próximo a poner el cogote en la guillotina. Valía la pena, quizá valía la pena pues le movía todo, pero el precio a pagar prometía de manera incierta, más como amenaza potencial que como promesa, que terminaría ocupando el lugar del pobre desdichado. Habría que pensar bien las cosas... tenía que se actriz, había una especie de debilidad por ese gremio, una muy antigua novia terminó siendo actriz después de haber terminado y su exnovia más reciente también, al igual que una previa. Sin embargo ésta además era poeta y escritora; pero al final de cuentas actriz. Ahora también su última exnovia lo andaba busando. Una pequeña de senos grandes y labios bonitos, con mirada soñadora y una cinturita hermosa carente de estrías; lo buscaba para tomar un café. Y él se preguntaba para qué quería ella un café, después de que habían terminado o, mejor dicho, la había terminado. Le estaba dando largas, en realidad la pequeña le gustaba mucho, pero aún así algo le impedía terminar de querer acercarse (ella también era teatrera, pero pricipalmente filósofa y estudiante de psicología, autodidacta, pero estudiosa al fin); bueno lo sabía un poco, con ella las cosas eran tranquilas, salvo el sexo que era muy bueno, pero de ahí en fuera eran demasiado tranquilas, él era el bromista, en cambio con la modelo... bueno, la modelo disfrutaba de hacer reír a la gente. Y ahora iba a dejar a su novio, pero era peligroso, quizá lo mejor que podría hacer era aceptar el café y ver a la pequeña filósofa teatrera; acurrucarse en sus senos y en sus manitas y acurrucarla. Había algo mal con él, algo muy mal, en los últimos meses había despachado a cuatro morras, dos de ellas exnovias (una más loca que la anterior, otra filósofa loca, más loca que la filósofa teatrera); quizá el loco y el dramático estaba empezando a ser él. Quizá debía darse la oportunidad de que pasara lo que pasara con cualquiera de ellas, menos con la loca filósofa que no era capaz de tener siquiera orgasmos. O quizá, lo mejor que podía hacer era beber hasta que desaparecieran los sueños, y apareciera una u otra o una nueva más. O el plomo, o las pastillas, o el horno (bueno, el horno no, porque no tenía gas)

Fragmentos de un borracho que dice que no es borracho

Mi psicólogo dijo que se trataba de un vacío, que tenía un hueco grandote al que buscaba llenar con la comida y el alcohol. No entendía que lo único que pasaba era que estaba aburrido, bebía por aburrimiento al igual que comía por él. Así también empecé a fumar, tener el cigarro en la boca me distraía un poco, me sentía haciendo algo, y por eso me fumaba uno tras otro, tras otro, hasta que terminaba asqueado, entonces me detenía para tomar aire un poco menos viciado, pero al terminar de hacerlo, iba por un trago. El wishky era lo mejor, lo podía beber lento, a sorbitos, y así sentir que el tiempo pasaba un poco más rápido, o al menos no tan a lo pendejo. Con el paso del tiempo no bastó el alcohol o la nicotina, y probé lo que me cayera en las manos, ¿marihuana? ¿Por qué no? ¿Cocaina? Pues a ver. ¿Lsd? Venga pa'dentro. Una manera de distraerme. Me decían que nada más buscaba morirme, que mejor me metiera un balazo. ¡Qué estupidez! Si la intención era matarse lento, ayudarle poquito a poquito a la vida, quizá en lo que me cargaba la chingada, podía pasar algo interesante. Bebí y fumé hasta el punto en el que las cosas más básicas como respirar u orinar, me dolían, entonces seguí bebiendo, afortunadamente nunca llegué a una congestión alcohólica, insisto en que no tenía prisa por la muerte, pero sí terminé bautizándome lo pantalones en los momentos que no atinaba a la taza, entonces venía una nueva forma de pasar el tiempo: me quedaba dormido. 

Las drogas por alguna razón no fueron lo mío. Me evadía demasiado, una buena línea me daba unas 6 horas de viaje activo, un ajo, unas ocho de colorcitos moviéndose desde todos lados; para mí nada diferente a estar mirando los carros de a lado en el camión. También verlos me hacían quedarme dormido. Comencé a dormir más. Dormí sin sueño, y sin sueños...

********

Negaba mi problema con el alcohol no porque no creyera que tenía uno, sino porque no quería que los demás me molestaran con él. La gente a mi al rededor tenía la tendencia a querer salvarme. Quizá así es la mayoría, o más o menos la mitad, a la otra mitad sencillamente les valía madre lo que me pasara. Solamente se interesaban en mí cuando hacía mucho ruido por las noches, o les atropellaba un gato sin querer. Me habría sorprendido si el de la basura me hubiera preguntado por qué sacaba tantas botellas a la semana, pero la verdad es que él solo tocaba mi puerta si pasaban tres días y yo no le dejaba nada bajo las bolsas de plástico transparentes que compraba con la completa intención de mostrarle mis trofeos de cristal. Quizá nunca me preguntó nada porque fueron pocos meses los que estuve tirándolas a la basura; después de esos, me dedicaba a aventarlas por la ventana, tratando de atinar a alguno de los carros de mis vecinos. A uno le abollé el cofre, a otros tres les reventé el parabrisas; no espero que no se molestaran mucho, y si lo hacían deberían de haberlo visto del lado amable: mejor su parabrisas que atinarles en la cabeza.

jueves, 10 de julio de 2014

Regalo de cumpleaños

El hola
la llegada
el ron
las copas
una tras otra
las risas
tras risas
los cigarros
las charlas eruditas
las charlas bobas
la música
tu crítica a mis gustos
tus intentos por educarme
el olvido de la música
los cigarros
(otra vez)
las pláticas
los mareos
el agua
mucha agua
(hasta que deje de moverse todo)
la botana
tus ojos
tu mirada
tu sonrisa
tus dientes
por ti misma y en tus labios
la mordida

Los cigarros
(sí, fumo un chingo)

la mirada
la mano
en la mano
la caricia
el respiro
el suspiro
el jalón de aire

el beso

la cama
el refugio entre brazos
las caricias
la noche
mi mala música
cobijas aromatizadas
el ruido de tripas
los nervios
el: nunca me había pasado
(espero que no me pase
otra vez
los cigarros)

el sudor
el grito
los vecinos
la puerta
los gritos
el placer
tu espalda
mis manos
tus ronquidos
tu olor a tepache y cenicero

el sol
la mañana
entrando por las orillas
mi insomnio
tu sonrisa
tu lejanía
tu partida

martes, 8 de julio de 2014

Mira la lluvia

Llueve
ella mira llover
y él la está mirando
la mira a la distancia
sabe que mira la lluvia
porque preferiría estar bailando

Él la mira llover
se pregunta si ella será capaz de perdonarle la cursilería
Ella sigue mirando la lluvia
se pregunta si él será capaz de aceptar que ame a su ex
todavía

Ella llueve
le llueve a él
desde otra casa
la siente llover

y se pregunta qué hace
y le escribe
y lo oculta
y le llueve
desde el abismo
donde cae
a gotas
y le sigue lloviendo
porque sabe que lo está mirando.