miércoles, 27 de noviembre de 2013

Noche sin luciérnagas y un Chau no. 3

A mí también me hubiera gustado escribir a lo Neruda, un poema XX que leyera Sabines. Pero aún no soy tan bueno. He de admitirlo sin vergüenza; a sabiendas de que soy bueno, pero no tan bueno. Yo solo he aprendido a dejarme llevar por las palabras, escucharles una musiquita que (quizá) solo yo escucho. Mi camino está lleno de piedritas y tropiezos, baches, hoyos, y una serie de accidentes geográficos que buscan accidentarme a mí. También estoy lleno de cadenas, incrustaciones doradas de "qué-dirán", que a veces son ignoradas, a veces no... son como juegos de marea, oleajes suaves y espumosos, y arenas blandas y acolchonadas en puestas de sol que algún día se pusieron en alguna playa de algún viaje, de algún tiempo atrás, de algún momento... juegos de luces y sombras, y noches, y negro, juegos de risas, sonoros, sonoras, pero que al final, no adquieren la profundidad, sencilla, simple y eterna que pudieran adquirir con otros y los otros que antes que yo ya escribían... Lo bueno, realmente lo bueno, es que leo a otros, que como yo son desconocidos, y me doy cuenta que no estoy tan tirado al traste, aunque aún me falle... Y ya que no he podido hacer mi poema XX ni algo que se le compare, dejaré una Noche sin luciérnagas y un Chau no. 3 para hacerme compañía.



viernes, 22 de noviembre de 2013

Neointelectuales

Tal vez debería de pensar en ser articulista. Hablar de cualquier tema como hablan por ahí, en la calle, las escuelas, los cafés, el transporte público, y bla bla bla. Hay una enorme inteligencia desperdiciada por todos los lugares del mundo, al menos de este país, bueno, de esta ciudad (La Ciudad de México), bueno, de algunas partes; quizá en este caso, hacer una mayor reducción del espacio geográfico podría terminar siendo contraproducente. Pero no me preocupo, estoy seguro de no ser el único que se ha encontrado en mitad de estas agradables y amenísimas pláticas llenas de debates intelectuales, que el morbo a los sesos expuestos por la boca, hacen que uno le eche los oídos (in)discretos a alguna de estas charlas. Charlas que no son como los clásicos temas mundanos, de chismes entre amigas, lavaderos y el kilo de ropa que se ha postergado en el rincón del cuarto durante más de dos semanas (este comentario no es sexista, yo tengo que lavar mi ropa, a veces de más tiempo, y sobre todo: soy chismoso, si no, no echaría el oído por ahí, como quien pide sombra bajo el sol, o lentes oscuros frente a un escote).

No, el tipo de charlas a las que me refiero es de aquellos grandes pensadores de nuestra época, desperdigados por donde uno menos se lo espera, y queriendo hacer filosofía, política, teología, administración urbana, análisis literario, o sencillamente el interesante. Esa tribu urbana que pareciera olvidar a Cantinflas como gran exponente del retruécano, y entonces terminan diciendo una cosa para decir la otra pero sin decir la primera porque tampoco pudieron decir la segunda, y así la cosa pues nomás no sale, porque uno no dice lo que dice, y menos dice lo que quiso decir... Nah, ojalá sus pláticas por lo menos fueran así, por lo menos uno se entretendría tratando de atinarle en dónde está el sentido. Insisto, son más como pláticas de Patricio y Bob Esponja, queriendo ser intelectuales; y como dirían por ahí en los Memes literarios: No patricio, escribir en verso no te hace poeta... pero hablar de pendejadas te acerca mucho a ser pendejo, sobre todo cuando no te das cuenta de que las estás hablando. Sobre todo cuando quieres impresionar a alguien, metiéndole, además, palabras de alta grandielocuencia sofismas nebulosos que requerirían de un estudio retórico hermenéuitco para el esclarecimiento de la semántica, la sintáxis y todos los pelos teñidos de rubio que se quieran mostrar para convencer al interlocutor, de que no son una rubia oxigenada más (aunque estén bien prietas y digan que solo se está bronceada)... Queridos grandes intelectuales (que me han inspirado a escribir este artículo) si el interlocutor (el cabrón o la cabrona al que le están escupiendo las palabras como diarrea verbal) no ha salido huyendo después de dos minutos de escucharlos hablar así, es porque sabe igual o menos que ustedes. Así que no tienen que preocuparse por ocultarse en apariencias; pueden seguir intentando formular una novedosísima teoría de _______ (ponga el nombre de la gran mierda que desee en la línea) con su colega e ignorar con todo placer, el hecho de que alguien seguramente ya lo hizo y más bonito que ustedes, hace siglos.

Por eso, queridos neointelectuales de gran coeficiente, divagen, que a nadie le cobran por pensar; después presúmanlo en su facebook, y esperen a ver cómo sus demás colegas intelectuales, les llenan de likes el ego.

miércoles, 13 de noviembre de 2013

Monólogo de ella

Las disyuntivas que parecen eternas, solo pueden ser solucionadas por medio de un volado. Parecería una forma de decidir, despreocupada, típica de personas que no son capaces de elegir; "parecería", sin embargo el volado siempre funciona, al final, mientras está en aire, uno termina sabiendo qué cara le gustaría que cayera, y en el peor de los casos, si con todo y el volado no se tiene la capacidad de discernir por una o por otra, siempre puede terminarse haciendo lo que la moneda elija; usualmente, aun cuando uno llega hasta este punto, en el momento de llevar la decisión a la acción, la mayoría de las veces uno termina diciendo: "qué bueno que salió esa cara" o "mejor hago la otra". Cualquiera que sea la respuesta, rara vez pasa lo que me pasó a mí en este momento y en el que verdaderamente, termino afrontando la decisión de la moneda:

Poemas nuevos, o un viejo monólogo.

El azar ha decidido que sea el monólogo.
Quizá la respuesta hubiera sido más elección mía, si tuviera textos innéditos, pero casi todo lo que hago, lo publico inmediatamente en facebook. Ahorita lo único innédito, son los capítulos de mi siguiente novela, que ni siquiera han abandonado el cuaderno donde he estado escribiendo.

En realidad, debo asincerarme y decir que este texto introductorio, no tiene razón de ser, y que al final, lo único para lo que sirve, es para no sentirme tan mal por colgar algo que no es meramente nuevo, y suplir esa carencia, con una breve digresión como la anterior, con respecto a la moneda.




¿Amarte? No mames, Marco, te adoraba, lloré por ti, sangré por ti, hubiera dado la vida por ti. Pero algo se rompió y ya no pude seguir. Te juro que lo intenté. Me engañaba a mí misma para para hacerme creer que aún te amaba. Así, durante más de año y medio. A veces había momentos en que me lo creía, que lograba engañarme. En serio, Marco, te juro que traté pero ya no pude seguirlo postergando. Di todo. Y después seguí dando más, me exprimí hasta los huesos; pero esa plantita ya estaba muerta: seca y quebradiza. 

Y llegó alguien. Volví a sentir lo que no sentía contigo. Volví a sonreír cuando había olvidado lo que era. La emoción de gustarle a alguien y que también me gustara. Sentirme querida y deseada; lo sé. Sé que tú me querías y me deseabas, lo sé, pero ya no lo sentía. 

Tal vez era el miedo a que me engañaras y cambiaras por alguien más lo que me impidió seguir amándote. Nunca te creí, y esa incertidumbre me comía todo el tiempo, tenía mucho miedo de que te llegara un mensaje y fuera de alguna vieja; y aun cuando me dejabas abrirlos, me ponía a pensar en que lo hacías porque te habías puesto de acuerdo con ellas para que no te enviaran, y también pensaba que habías borrado todos los demás.

Después de cierto tiempo de haber terminado, encontré una carta tuya. Tal parece que sí habías cambiado. ¿Pero de qué servía saberlo después de tanto tiempo y estando con alguien más? Si tan siquiera nunca me hubiera enterado; sé que yo lo acepté. Pero si no lo hubieras dicho, y después yo no hubiera querido seguir preguntando, y tú me hubieras respondido mentiras. ¡Yo no quería que me dijeras la verdad! Ya sé que yo te la pedí, pero no quería saberla. 

Pero así fue esto, como la magia: todos quieren saber cómo lo hacen pero no es cierto, después solo te la pasarás pensando en cuál es el truco, dónde esté en el engaño.

Aunque sé que ya no eres así, te doy un consejo, Mar: Miente, no reveles el truco de tu magia. No los más impresionantes.




jueves, 7 de noviembre de 2013

Momento de (anti)amor

Disculpen la tardanza. No he tenido mucho tiempo de ociosear, al menos no acá, he andado de revolcoso en páginas electrónicas (ya sean escritas por alguien más, o peleándome con ellas para meterles unas letras). Aquí dejo un poema (los que me tienen en face, seguramente ya lo leyeron), espero que se diviertan al leerlo.  Abrazos. MJ


Dos o tres momentos de vete a la verga
y dos o tres de me mandas al carajo


Así es esto
uno juega a putearse
a decirse bromas
con verdades entre líneas
a negarlasa reafirmarlas
y luego
otra vez
a negarlas


Hacemos como que te quiero
y después hago como que te creo


Solo jugamos
a creer
a hacernos pendejos
a no decirnos
a guardarnos en secreto
que ya no nos queremos
que ni siquiera nos soportamos


Peor aún
así
nos decimos
te amo
como si el te amo
nos salvara de las verdades
como si las verdades no calaran
como si el
lo siento
fuera un ungüento mágico
un producto milagro
que rejuvenece el amor
y quita las patas de gallo
y baja diez kilos en una semana
sin dieta y sin ejercicio


como si al llegar a la cama
no pensaras en otro
y yo no pensara en lo que pudo ser
con otra


como si el amor solo fueran mariposas
y temblores
y sonrisas
y suspsiros
como si el amor
además
solo fueran lágrimas


como si alguien supiera realmente
qué es eso
qué puta
de qué esquina
y con qué tarifa
con qué enfermedad venérea
viene el paquete
de rosas
y chocolates
y sueños
al que llamamos amor.