Poemas nuevos, o un viejo monólogo.
El azar ha decidido que sea el monólogo.
Quizá la respuesta hubiera sido más elección mía, si tuviera textos innéditos, pero casi todo lo que hago, lo publico inmediatamente en facebook. Ahorita lo único innédito, son los capítulos de mi siguiente novela, que ni siquiera han abandonado el cuaderno donde he estado escribiendo.
En realidad, debo asincerarme y decir que este texto introductorio, no tiene razón de ser, y que al final, lo único para lo que sirve, es para no sentirme tan mal por colgar algo que no es meramente nuevo, y suplir esa carencia, con una breve digresión como la anterior, con respecto a la moneda.
¿Amarte?
No mames, Marco, te adoraba, lloré por ti, sangré por ti, hubiera dado la vida
por ti. Pero algo se rompió y ya no pude seguir. Te juro que lo intenté. Me
engañaba a mí misma para para hacerme creer que aún te amaba. Así, durante más
de año y medio. A veces había momentos en que me lo creía, que lograba
engañarme. En serio, Marco, te juro que traté pero ya no pude seguirlo
postergando. Di todo. Y después seguí dando más, me exprimí hasta los huesos;
pero esa plantita ya estaba muerta: seca y quebradiza.
Y
llegó alguien. Volví a sentir lo que no sentía contigo. Volví a sonreír cuando
había olvidado lo que era. La emoción de gustarle a alguien y que también me
gustara. Sentirme querida y deseada; lo sé. Sé que tú me querías y me deseabas,
lo sé, pero ya no lo sentía.
Tal
vez era el miedo a que me engañaras y cambiaras por alguien más lo que me
impidió seguir amándote. Nunca te creí, y esa incertidumbre me comía todo el
tiempo, tenía mucho miedo de que te llegara un mensaje y fuera de alguna vieja;
y aun cuando me dejabas abrirlos, me ponía a pensar en que lo hacías porque te
habías puesto de acuerdo con ellas para que no te enviaran, y también pensaba
que habías borrado todos los demás.
Después
de cierto tiempo de haber terminado, encontré una carta tuya. Tal parece que sí
habías cambiado. ¿Pero de qué servía saberlo después de tanto tiempo y estando
con alguien más? Si tan siquiera nunca me hubiera enterado; sé que yo lo
acepté. Pero si no lo hubieras dicho, y después yo no hubiera querido seguir
preguntando, y tú me hubieras respondido mentiras. ¡Yo no quería que me dijeras
la verdad! Ya sé que yo te la pedí, pero no quería saberla.
Pero
así fue esto, como la magia: todos quieren saber cómo lo hacen pero no es
cierto, después solo te la pasarás pensando en cuál es el truco, dónde esté en
el engaño.
Aunque
sé que ya no eres así, te doy un consejo, Mar: Miente, no reveles el truco de
tu magia. No los más impresionantes.
No hay comentarios:
Publicar un comentario