martes, 20 de septiembre de 2016

cuatro putos años

Ya cuatro años de que mi tío no regresó
nada volvió a ser igual
y aún así
todo ha seguido haciéndose poquito mierda
a veces más
a veces no tanto
pero
cuatro años
se fueron las sonrisas
y la inocencia
el creer en el mañana será un mejor día
en los sueños que llegarían por el sólo poder que da soñar
por el poder que da la espera
eso de que la familia iba a estar allí siempre
eso de que el amor iba a llegar algún día y sería para siempre
eso de que las cosas nunca pueden estar tan malas
cuatro años
cuatro putos años
y aunque ya no es un pozo
sigo en el hoyo
y las ventanas
durante las noches
no dejan de corear mi nombre junto con el suelo

Otra carta

Es aquí que yo te guardo una despedida; así como logré guardar, antes de la hecatombe, unas frases sueltas, y dos o tres besos colados. En una cajita que guardo bajo la cama, no sólo dejé tus bragas... ahí también metí, a regañadientes, una frase cursi que se te escapó en una peda, dos gemidos de cada tres orgasmos, y la mirada perdida cuando el alcohol te sobrepasaba. Hay pues, si buscas bien (o guardas el silencio suficiente), las frases sueltas y tu risa; pero no las dejo salir... me sigue siendo imposible dormir con tanta luz.

Los dedos pues, nunca tuvieron dueño, se la pasaban inquietos en tu piel, así como el viento y las sonrisas, ¡Y tú que te esmeraste tanto en no salir retratada! Y yo tanto que intenté meterte en un bolero, en una canción de cuna para quienes no pueden dormir de noche; y tú que te regresabas siempre a tu cama mientras aún era de noche.

No te equivoques, no estoy mandando una carta de búsqueda. Más que nada una botella al mar, sin destinatario fijo, con la esperanza de una costa o una playa; un deseo al aire que atrape una estrella.
Mientras tanto yo seguí guardando las fuerzas para tu retorno o tu partida, guardando letras y caricias y las cosas bonitas que tenía en frasquitos dosificados para fechas lejanas o importantes. En la caja hay uno para dentro de un mes que dice, en letras chiquitas, "17 de octubre no abrir antes de esta fecha-bébeme": tiene guardado pirotecnia y caballitos de mar con sabor a tequila, y alguno de esos besos que te quería dar y no me diste, hay pues, también, sabor a chela.

No te confundas, aquí no hay un te quiero ni un te extraño (aunque haya un poco de ambos mientras te escribo esto); no hay un regresa, no hay un aparece, no hay la esperanza de un mensaje de vuelta. No hay pues las fantasías que anduve teniendo cuando te tenía a centímetros de mis ganas, no importa si fueron fantasías de semanas de meses o de años, aquí no las hay. Sólo el te quiero de alguien que te quiere (sí, dije que no había te quieros, pero me encontré como dos o tres), así, chiquito, como el espacio entre el pulgar y el índice de un gesto que dice "poquito"; a las cuatro de la mañana, casi a las cinco: no del quien te quiere en las mañanas ni en las noches o mientras estás ebria y te sobra cariño, que para que te quieran de esa manera, te sobran quereres, esos que se dan a media tarde cuando el sol colorea las nubes: de esos quereres que están a todas horas; hay, en cambio, quereres de madrugada, de esos que se quedan despiertos antes del amanecer, y luchan contra los monstruos de los sueños y bajo las camas. Tampoco hay tantos, insisto, dos o tres. De esos que te hubieran sido útiles si algún día tenías ganas de encontrarte con ese tipo de afectos.

Pero pos bueno, no hay mucho más, tampoco es que la cajita tuviera mucho guardado, tampoco es que hubiera mucho por guardar. Hay un collar de corteza de vainilla con forma de luna que traje de Teco, y una tortuga marina que liberé en el océano durante mi viaje, con tu nombre. Pero realmente no hay mucho. Yo, durante un par de noches más, dormiré pensando en abrazarte, y sentiré mis manos como si fueran tuyas tocándome un poco más, pero no hay mucho. Yo durante un par de lunas, le contaré a la luna lo que es pensar en tenerte un rato cerquita. Le narraré la historia de lo que no pasó, como si hubiera pasado, cuentos, poemas y fantasías. Y ella jugará a oírme, y a hacer como que le cuento la verdad. Aun cuando sepamos que no pasó. A mi cama le contaré de tu regreso incierto mientras agoniza, esperando que muera en un sueño bonito; y dejaré las noches a extrañar... vaya que se me da bien eso de extrañar. Antes de dormir me acariciaré la cabeza, mintiéndome: creyendo que son tus manos las que me pasan, creyendo que es tu cuerpo el que siento. Así, hasta que las noches vuelvan a ser solo noches, nubes, luna...

Pero antes, mientras espulgo las ranuras y los recovecos de aquella caja, encuentro dos cabellos tuyos y eso es suficiente para dormir. En silencio. Con esta carta que es secreto y también silencio.

Pd. Y es una larga posdata... cuántas palabras no caben en el silencio... cuántos besos... cuántas acciones... esperando que si no sé más de ti, al menos sea alguien que lograra escribirte algo bonito, bastante bonito, o al menos medianamente bonito, o por lo menos ligeramente bonito... aunque tu pinche corazón frío no disfrute de estas cosas...

PD2... si llegas a aparecer en mi sueño, ten por seguro que te abrazaré fuerte, fuerte... aunque sea una última vez (y si se pude te cojo rico, y si no, pos también).

sábado, 17 de septiembre de 2016

Allá más fácil

allá todo era más fácil
fingirme muerto sobre el mar
dejar que la olas jugaran conmigo a mi muerte
ser arrastrado a la arena
ser revolcado en la espuma

allá todo era más fácil
aunque el sol quemara en la piel
incluso cuando ya había llegado la noche
y el aire fuera caliente en los pulmones
y la playa cuece las pisadas

allá todo era más fácil
como si entre tantos kilómetros de espacio
se pudiera olvidar todo
y no quedara más que el arrullo de costa
y una luna grandota diluida en el agua

Allá todo era más fácil
el murmullo de las cuijas
la cacarra de las cigarras
el ir y venir del viento en la cara

Allá, como si todo se hubiera detenido
como si el mundo por fin tuviera una pausa
y el mar abierto sedujera amarrarse una piedra a los pies
o atarse con flores los labios... encallar

allá, por fin el olvido
acá, de nuevo a olvidarte


lunes, 18 de julio de 2016

¿Por qué?

¿Por qué volví a soñarla? No lo sé... Me preocupa más el hecho de saber, por qué me sentí tan cómodo abrazándola de nuevo. Estando con ella, acurrucado; sin ganas de reclamar nada, sin preguntas; sin el "cuéntame qué ha pasado" "qué hiciste"... como si sólo quisiera seguir adelante nuevamente... ¿Por qué volví a soñarla y a sentirme tan a gusto entre sus brazos?

martes, 26 de enero de 2016

a tres años...

a tres años
generalmente me quedo callado
a tres años
ya no busco en mi memoria
a tres años
he abandonado algunas fantasías
pero siempre me sacará de pedo
cuando de la nada
te sueño
como hace unos días
y me pregunto si es porque te habrá pasado algo
o porque me has pensado un rato
a tres años
¿telepatía o mi mente ociosa molestando un rato?
o mi mente ociosa poniendo un cebo
para divagar
y seguir divagando
a tres años...