lunes, 22 de junio de 2015

Reminiscencias

Bajé al mundo de los muertos otra vez
a mirar mi cuerpo cansado
en la orilla hecho añicos

Y yo que otrora había sido sonriente
y la felicidad me recorría entero
do quiera que iba

no me queda más que sombra
que se recuesta durmiente
en la oscuras arenas

Ya los ojos cascados
ya la sonrisa vieja
ya el ánimo marchito

ya toda cama sabe a lecho
y poco importa a la lengua
el manjar o la ceniza

Ahora todo sueño
sea despierto o dormido
es pesadilla

Ahora todo día
no deja de ser
otra cosa que agonía

Y así fenece lento lo ya fallecido
ahogándose los ojos y la garganta
por mirar las playas en la memoria
alejarse

lunes, 1 de junio de 2015

Antídoto


--En la mayoría de los casos se siente como si mataras a alguien.

--¿Alguna vez..?

--No, viejo, cómo crees. Pero supongo que así se debe sentir. Después de eso, bum, no hay marcha atrás. La vida vuelve a empezar para los dos.

--¿Cómo fue?

--Ojete. Una mierda. No hay marcha atrás. Te llenas de poder, y es como si pudieras sentir el corazón palpitando en tu mano y sólo tuvieras que apretarlo para que dejara de latir. Entonces te mira; sabes que lo sabe y sin palabras su mirada te suplica que no lo hagas, y cuando lo haces es como si escucharas cómo se parte. Y no tiene nada que ver con las lágrimas, todo se hace lento, el aire pesa, y la saliva se vuelve densa como si quisiera resistirse a que la tragues. Entonces sólo estás tú y la mirada y la duda. El corazón te late en los oídos y la cabeza se te acalora, y a la vez las manos te sudan pero están frías. El tiempo se alarga tanto. Entonces sólo lo haces, lo dices y con la lengua le atraviesas el pecho. No sangra, pero te juro que el corazón se le para, se detiene como se detiene todo lo demás. Entonces todo vuelve a moverse, te das la vuelta y no miras para atrás. Sabes que después nada vuelve a ser igual, y ambos renacen, pero es al revés: el mundo ya no tiene tantos colores, y todo se siente gris y nublado, pero no llueve, todo es árido y vacío, monótono, ya no hay chispa ante nada.

--Suena como a estar muerto.

--Algo así.

--¡Vaya! Entonces por qué...

--Porque debes y no quieres que nadie más le haga daño. Porque te aseguro que no se puede matar algo que ya está muerto.