miércoles, 12 de febrero de 2014

Intento fallido

Últimamente no tengo mucho tiempo, sin embargo, siempre existe la manera de encontrar un descanso para ponerse a pensar en todo lo que debería estar haciendo en lugar de cualquier otra cosa que haga... lo sé, suena raro. Pero no es porque esté mal escrito; según lo que he podido constatar últimamente, soy una de las personas que mejor manejan el lenguaje (según comentarios de otras personas que, precisamente, tienen como trabajo: el lenguaje). Tiene que ver con una suerte de juegos que hago a la hora de escribir. Pero bueno, nada de eso compete a esta entrada, solo quizá la primera parte; y es que en verdad no tengo mucho tiempo, ando constantemente saturado por diversas cuestiones que no necesariamente tienen una relación directa con escribir (tal vez por eso es que estoy permitiéndome hacer esto, pues crear una entrada es escribir). Lo más extraño de todo, es cómo pese a todo lo demás que me come el tiempo, mi cabeza siempre encuentra espacio para divagar, puedo estar a medio camino rumbo al metro y voy divagando a pasos, o también divago entre bocados... divagar, divagar y recordar. Soy un ente que vive en su cabeza la mayor parte del tiempo, cuando estoy a solas, el ruido que más constantemente sale de mí es una sonora carcajada. Supongo que por eso es que puedo escribir tan bien: el ser humano siempre ha tenido la necesidad de expresarse, mi deficiencia e incapacidad para expresarme oralmente, ha hecho que pueda hacerlo de mejor manera cuando escribo. Y sí, escribo, ¿pero y luego qué?, ¿qué hago, qué más hago? Me hago bolita, me acuesto en piso, y como decía mi fallecido tío, me cubro los huevos y la cara. Así, en esa posición (metafórica), me sigo transitando la vida (o me sigue transitando a mí, porque luego se siente como si pasara por encima y reventara una o diez costillas); en realidad no me disgusta, es muy agradable pero... ¿funcional? A veces, claro que sí, porque con mis amigos puedo hablar a la perfección, o quedarme perfectamente callado...

      Hay algo, sin embargo, siempre hay algo que me molesta... y aunque intuyo que lo sé sin empacho, parece que tengo miedo de eso que ni siquiera sé qué es. Me doy cuenta de que está ahí escondido porque quisiera decirlo (quería decirlo aquí, para ver si mi problema no se relacionaba con el Facebook) pero no puedo, y lo siento ahí, tal como se siente cuando un barro te va a salir, y aunque no lo veas, sabes que está. Supongo que con todo y ese conocimiento, no me queda más que esperar a que salga y reviente. Ya sea solito, o con un buen pellizco; solo espero que salga ya. El mutismo y la autocensura son de las pocas cosas que no sirven para ser escritor...

No hay comentarios: