martes, 26 de marzo de 2013

Hola de nuevo

Lo siento, no había escrito aquí porque desde hace unas semanas (quizá meses), una profesora me pidió que hiciera un ejercicio para la creatividad que además me llevó tiempo decidir que publicaría (la entrada anterior), y por cuestiones medio tontas de mi parte, en lugar de decirle el nombre de la entrada, preferí solo no agregar entradas nuevas; el día de hoy ya lo leyó y me dió su opinión, así que regreso a intentar publicar una cosa a la semana. En esta ocasión un poema que es parte de otra serie de poemas. Ojalá lo disfruten. Quizá la próxima semana me atreva a publicar la oscura vida del artista (lugar en el que me han catalogado últimamente algunas personas que considero con cierta autoridad, al ver el estilo de vida que llevo y su relación con la escritura).




I
En esta prisión de enfermos
el estómago se me hizo duro
tocándole las heridas
      los raspones
del que parece ser mi tío.

El paciente de la cama siete
vestido de fiebre y con pañales
acostado en colchones de plástico antiséptico
es el que dicen que es mi tío.

Es hora del baño, me hacen pasar
y las manos, mis manos lo agarran
lo ponen suavemente de costado
sintiendo crujir sus huesos.

Unas gasas lo tallan; esponjas
un pedacito de costra; la piel viva
del otro lado lo mismo
ahí se resienten los tronidos
      chasquidos
            crujidos
depende qué le agarre.
Mangueras por todos lados,
unas por las venas
      una por la boca
           una por el pene
(solo le faltaba una entre las nalgas)
y otra más al final para succionarle el agua


(Tantas mangueras para sacarle la muerte o meterle la vida.)

“Muévelo otra vez”. (Quiébralo un poquito más.)
hay que meterle las sábanas limpias por donde se pueda
(Quiébralo pal otro lado) “Con cuidado, no lo vayas a lastimar”
a jalarle el bulto de sábanas
que quede bien acomodado.


Y entonces a uno solo le quedan los dos
minutos de vista para ilusionarse
 con que
mueve los ojos cuando le hablan,
con que
respira diferente al ritmo de la máquina
con que
se levantará mientras uno va a colgar la bata
o mientras se quita con jabón
los restos de esperanza de las manos.

No hay comentarios: