Les dejo uno de mis primeros textos. Espero lo disfruten.
Entró en su departamento a la misma hora de
siempre ‒no por nada el sobrenombre en su trabajo era “el Relojito”‒, echó un
vistazo rápido para confirmar que todo estaba en orden. A los veinte minutos
regresó con Sandra, él estaba nervioso, era una nueva puta, y no estaba
acostumbrado a nuevas experiencias, 'tranquilo
hombre' decía ella con una voz sensual y áspera, como detestaba él que lo
calmaran; sin embargo la belleza de su nueva amante podía perdonarle lo que
fuera. Después de la sucesión de gemidos fingidos y orgasmos, el Relojito se
dirigía al baño como siempre; todo estaba cronometrado, había tardado los siete
minutos que tenía que tardar, un minuto más en el baño, y dos para despedir a
la puta que en esos momentos debía estarse cambiando. No fue así, la puta,
seguía acostada, fumando, llenando todo el lugar con cenizas para inculparlo de
su delito carnal, como si no fuera suficiente el olor a sexo y, por si fuera
poco, ya llevaba un minuto (1) de retraso; sutilmente la hizo vestir para
sacarla del departamento (2), la acompañó cortésmente hasta la puerta pero ella
se detuvo, él siguió su mirada (3), en el suelo, saliendo de la puerta del
ropero, una mancha que fácilmente podía juzgarse de ser sangre. El fulgor que
desprendía lo había hipnotizado (4), realmente era sangre, ¿había sido la puta
para tratar de incriminarlo en algo? De pronto, sintió como si la cabeza le
fuera a estallar, habían pasado ya cinco minutos de retraso, era inaceptable,
ella preguntaba qué sería eso, se paró (6), estiró la mano al picaporte y
después… todo negro. Ahora él tenía dos charcos de sangre que limpiar, había
perdido siete minutos para hacerlo, pero con los veintitrés restantes eran más
que suficiente.
1 comentario:
Vaya que obsesión. Muy bueno
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