Les dejo, como regalo de mi cumpleaños, este capítulo. La próxima semana (como lo iba a hacer) colgaré los dos capítulos extra.
4. Febrero loco y marzo no tanto (afortunadamente).
Después de tres
meses de locura, entre que sí y que no me quiere, por fin algo de cordura:
lleva cuatro días viviendo conmigo, se le alocó; la convencimos de que lo peor
que podría pasar es que las cosas no salieran tan chido y se regresara a su
casa. A sus papás les dice que está quedándose con una amiga porque le queda
más cerca de la escuela. Al menos es lo que acabo de escuchar que decía por
teléfono. Algún día, en algún momento, les tendrá que decir que no la aceptaron.
Pero ambos nos sentimos tan bien juntos. Despertar uno a lado del otro. Al menos
es más fácil con este nuevo trabajo 'chale, no duramos ni dos meses en
el otro'. Pero de seguro nos dará más tiempo para escribir; entramos a
las cuatro de la tarde, incluso tengo tiempo de ir a la escuela en las mañanas.
Nah, mentira, las mañanas son nuestras para pasarlas con Liliana, al medio día,
tal vez, ya empezamos a carburar mejor… Me encanta hacer el amor con ella, el
colchón vuela del piso, temo que un día los vecinos vendrán a reclamarnos por
tanto ruido, o se caerá el suelo en los de abajo de tanto que brinca el
colchón; pero es tan rico, y yo cada vez que cierro los ojos mientras lo
hacemos veo circulitos de colores. Un color a la vez, un color por ocasión.
Pero eso no es lo mejor. Me arranca suspiros a cada rato, verla dormida y que
me conteste los besos tronados; o cómo me agarra de la mano y se aferra a ella,
entonces a recostarme a su lado y acariciarle el pelo con la mano que me deja
libre. Ya colgó.
—Lilu, un día no te van a creer
que estás con tu amiga.
—Pues ya ni modo, les tendré que
decir, pero es que yo quiero estar contigo, me encanta cómo hueles en las
mañanas, no puedo despegarme de tu lado.
Me hace cosquillas cuando empieza
a olfatearme en el cuello y el pecho. Y después cuando se frota contra mí como
si fuera gato… qué linda mirada. Aunque su cuerpo tenga una contorsión extraña,
su sonrisa de niña chiquita me jala a mí una.
—Mar, ya se te respondió una de
las dudas del poema que me diste cuando empezábamos a salir.
—¿Qué duda?
—Qué se sentirá dormir a mi lado.
¿Te gusta?
—Dí,
me guta mudcho.
—¡Aaww,
mi vida! Te amo.
—Oh, qué linda, ¿por qué te
tapas la boca? Yo también te amo.
—¿Y por qué no me lo habías
dicho?
—No sé, me daba penita, ¿además
qué tal si tú no sentías lo mismo?
—No Mar, así no se vale. Tú eres
el que tenía que decirlo primero.
—¿Cuenta si lo pensé primero?
—No. Eres un cruel.
—Bueno, ya. Te amo te amo te amo
te amo te amo te amo te amo te amo te amo te amo. Ya, de todas las veces que te
lo tenía que haber dicho antes.
—Jajajaja, bueno, yo te quiero a
madres.
—No, no mames, Lilu, ¿otra vez
vas a quererme menos?
—Bueno te quie… tecito.
—
¬.¬ Liliana. No mames.
—Ay Mar, no aguantas nada.
—Pues no, me dejaste traumado
con tu, lunes: te quiero. Martes: te quiero mucho. Miércoles: te quiero.
Jueves: te quiero a madres. Viernes, ya no sé si te quiero.
—Jajaja, tampoco es para tanto.
—¡Híjole, qué mentirosa!, si
hasta te estoy haciendo quedar bien, porque en lugar de lunes, martes,
miércoles, era: mañana, mediodía, tarde noche. Jajaja.
—Eres un tonto.
Y ahora sácale la lengua y hazle
una trompetilla. Jajaja, su cara de puchero. Mandémosle un beso, yyyyy, ahí
viene el beso de vuelta. Muacckkksss. Jajajaja.
—Oye, amor.
—¿Qué?
—¿Me ayudas a estudiar para
poder hacer el otro examen y ver si ahora sí me quedo?
—Sí, preciosa. Y si quieres
también puedes meter solicitud en mi uni, no hace examen, es por sorteo, y a lo
mejor alguna carrera te llama la atención, o la mía de Creación Literaria, ahí
te pueden enseñar cosas relacionadas con el teatro, hay clases de Dramaturgia, Guion,
y no sé qué cosas.
—No sé, es que quiero estudiar
teatro teatro. Eso es lo
mío, me encanta, lo amo. Aunque me gusta más dirigir que actuar. En mi clase de
dirección en el CEDART me felicitaron. Fui la única que se aventó a dirigir a
maestros, dirigí a mi amigo Roberto que nos enseñaba malabar y a Brisa que nos
daba corporal. Así aun estando en silla de ruedas y con el collarín y todo.
—¿Fue en la época de tu
accidente?
—Sí, por esas fechas. Y ya, mis
amigos me abandonaron con mi proyecto y tuve que hacerlo sola porque no les
parecía, y no sé qué madres y por eso les pedí a ellos dos que me ayudaran.
Hice todo un libreto sin diálogos, puras acciones guiadas con la música, porque
en el teatro es muy importante el movimiento que luego puede decir más que las
palabras. A todos les encantó.
—Guau, si yo sabía que tenía una
novia chingona.
—¡Pues a wevo!
—Jajaja, eres una vulgar.
—Nel,
nel, nel, manto, así vulgar, lo que se dice vulgar, pos sí, a veces, la neta,
jajajaja.
Qué divertido me la paso con
esta chica. De todo nos andamos riendo, hasta parecemos locos. Está tan rico,
así encuerados, sentados en la cama, cagándonos de la risa. Puta. Si no fuera
porque tengo que trabajar, me la pasaría todo el día con ella, a ver qué
haciendo.
—Pero oye, Mar, ¿por qué dejaste
fiolos?
—¿Fiolos?, no, yo dejé Filos. Y
la dejé porque no pude con las dos, lo intenté un semestre, pero no mames, me
despertaba a las seis de la mañana para ir a Creación, y de ahí me iba a las
doce a Filos, me dormía una o dos horas en las Islas de CU, y vámonos a las
clases, hasta las nueve de la noche. Pero ese no era el pedo. El pedo era que
lecturas por aquí, lecturas por allá, y escribir por los dos lados. Y luego el
pedo más grande es que las lecturas de Filos estaban más complicadas, tenía que
releer el texto varias veces, y me harté, además yo me metí a Filos para escribir,
y pues en Creación es lo que hago. Aunque mi asesora me dice que deje el ciclo
básico y que me meta de una vez al ciclo superior.
—¿Y hay alguna chica que te
guste ahí en la escuela?
—(Pregunta tramposa. Maniobra
evasiva) Lilu, ¿por qué sacas eso?
—Es que no me parezco a Karina,
y me da miedo que un día me cambies por una chica como ella, o que regreses,
que aparezca en al bar te salude, y te vayas.
—(Trampa evadida) Lilu, amor, yo
quiero estar contigo.
—Mar, contéstame, no me cambies
el tema.
—No Lilu, no me gusta ninguna
chica de la escuela (No, no lo hagas, cállate, suficiente, en serio, déjalo
ahí). En Filos conocí a una que fue mi musa, pero no la veo desde una semana
después de terminar con Karina.
—¿Y le escribías cosas más
bonitas que a mí?
—(Puta madre, estamos caminando
por terreno peligroso. Respira, piensa) Voy por un cigarro.
Muy bien, así ganamos unos segundos. Qué le podemos contar y qué no… 'pues chingue su madre, ¿qué tiene de malo decir la verdad?'. Que
después nos lo va a reclamar.
—¿Para qué quieres que te cuente amor?, luego vas a reclamármelo.
—No, Mar, no tendría por qué
hacerlo, eso ya fue, ¿no?
—(Con cuidado, cualquier
pregunta es una mina) Pues sí, ella nunca quiso nada conmigo.
—¿Entonces por qué le escribías?
—No sé, estaba loca. Peor que
tú, pero a ella no la aguanté lo que a ti y también cambié de escuela y pues la
dejé de ver tanto. Yo creo que ella ayudó a que siguiera intentándolo contigo,
ella me preparó para tu bipolaridad. Y pues tal vez por ese afán de lograr que
fuera algo mío es que le escribí tanto.
—O sea que a mí ya no me vas a
escribir porque ya estoy contigo.
—No es eso, lo que pasa es que solo me sale, escribo porque de repente un
día tengo ganas y ya. Generalmente escribo cuando estoy enamorado.
—Entonces de ella estabas
enamorado.
—(Puta, ya pisamos una mina, a
ver si solo fue un raspón o ya me chingué una pierna) Pues me gustaba, ha sido
mi amor platónico.
—O sea que todavía sientes algo
por ella. Yo pensé que me tenía que preocupar de Karina, pero creo que me tengo
que preocupar más de esta chica.
—(Chingó a su madre. Pisé otra y
creo que ya me chingué las dos piernas) Tranquila Lilu. Dijiste que no me ibas
a reclamar (ni modo, juego sucio, igual que ella).
(…)
Ahora ya llevamos dos horas sin
hablar, ni me invitó a bañarme con ella, no sé si sea porque ya se resignó a
que no soporto el agua caliente, o de plano, lo más seguro, sigue molesta
conmigo. Chale ojalá pudiera hacer algo para calmarla, quedarme con ella y
darle un masaje o algo, quizá en la noche, ahorita me tengo que ir a trabajar.
No me gusta estar peleado, ojalá se le pase rápido.
—Ya me voy, amor, nos vemos en la noche.
Está toda seria. Ni nos voltea a ver, está viendo la tele.
—Hoy no, voy con mis papás.
—¿Qué tienes?
—Nada.
—¿Segura?
—Sí, estoy bien.
—Liliana, dime.
—No pasa nada, Marco.
—Ok, amor, como tú quieras, con
cuidado. Te amo.
—¿Ya te vas?
—Sí, ya es tarde para ir a
trabajar.
—¿A trabajar?
—Sí, Liliana, puedes ir al bar
cuando quieras para que veas a quién me estoy cogiendo.
—Eres un imbécil.
—Lo sé, pero si vas, no olvides
llevar tu IFE si no, no te dejan pasar.
—Ok.
—Te amo.
—Sí.
No hay comentarios:
Publicar un comentario