sábado, 13 de julio de 2013

CAPÍTULO 4



Les dejo, como regalo de mi cumpleaños, este capítulo. La próxima semana (como lo iba a hacer) colgaré los dos capítulos extra.

 

4. Febrero loco y marzo no tanto (afortunadamente).




Después de tres meses de locura, entre que sí y que no me quiere, por fin algo de cordura: lleva cuatro días viviendo conmigo, se le alocó; la convencimos de que lo peor que podría pasar es que las cosas no salieran tan chido y se regresara a su casa. A sus papás les dice que está quedándose con una amiga porque le queda más cerca de la escuela. Al menos es lo que acabo de escuchar que decía por teléfono. Algún día, en algún momento, les tendrá que decir que no la aceptaron. Pero ambos nos sentimos tan bien juntos. Despertar uno a lado del otro. Al menos es más fácil con este nuevo trabajo 'chale, no duramos ni dos meses en el otro'. Pero de seguro nos dará más tiempo para escribir; entramos a las cuatro de la tarde, incluso tengo tiempo de ir a la escuela en las mañanas. Nah, mentira, las mañanas son nuestras para pasarlas con Liliana, al medio día, tal vez, ya empezamos a carburar mejor… Me encanta hacer el amor con ella, el colchón vuela del piso, temo que un día los vecinos vendrán a reclamarnos por tanto ruido, o se caerá el suelo en los de abajo de tanto que brinca el colchón; pero es tan rico, y yo cada vez que cierro los ojos mientras lo hacemos veo circulitos de colores. Un color a la vez, un color por ocasión. Pero eso no es lo mejor. Me arranca suspiros a cada rato, verla dormida y que me conteste los besos tronados; o cómo me agarra de la mano y se aferra a ella, entonces a recostarme a su lado y acariciarle el pelo con la mano que me deja libre. Ya colgó.
                —Lilu, un día no te van a creer que estás con tu amiga.
                —Pues ya ni modo, les tendré que decir, pero es que yo quiero estar contigo, me encanta cómo hueles en las mañanas, no puedo despegarme de tu lado.
                Me hace cosquillas cuando empieza a olfatearme en el cuello y el pecho. Y después cuando se frota contra mí como si fuera gato… qué linda mirada. Aunque su cuerpo tenga una contorsión extraña, su sonrisa de niña chiquita me jala a mí una.
                —Mar, ya se te respondió una de las dudas del poema que me diste cuando empezábamos a salir.
                —¿Qué duda?
                —Qué se sentirá dormir a mi lado. ¿Te gusta?
                Dí, me guta mudcho.
                —¡Aaww, mi vida! Te amo.
                —Oh, qué linda, ¿por qué te tapas la boca? Yo también te amo.
                —¿Y por qué no me lo habías dicho?
                —No sé, me daba penita, ¿además qué tal si tú no sentías lo mismo?
                —No Mar, así no se vale. Tú eres el que tenía que decirlo primero.
                —¿Cuenta si lo pensé primero?
                —No. Eres un cruel.
                —Bueno, ya. Te amo te amo te amo te amo te amo te amo te amo te amo te amo te amo. Ya, de todas las veces que te lo tenía que haber dicho antes.
                —Jajajaja, bueno, yo te quiero a madres.
                —No, no mames, Lilu, ¿otra vez vas a quererme menos?
                —Bueno te quie… tecito.
     ¬.¬ Liliana. No mames.
                —Ay Mar, no aguantas nada.
                —Pues no, me dejaste traumado con tu, lunes: te quiero. Martes: te quiero mucho. Miércoles: te quiero. Jueves: te quiero a madres. Viernes, ya no sé si te quiero.
                —Jajaja, tampoco es para tanto.
                —¡Híjole, qué mentirosa!, si hasta te estoy haciendo quedar bien, porque en lugar de lunes, martes, miércoles, era: mañana, mediodía, tarde noche. Jajaja.
                —Eres un tonto.
                Y ahora sácale la lengua y hazle una trompetilla. Jajaja, su cara de puchero. Mandémosle un beso, yyyyy, ahí viene el beso de vuelta. Muacckkksss. Jajajaja.
                —Oye, amor.
                —¿Qué?
                —¿Me ayudas a estudiar para poder hacer el otro examen y ver si ahora sí me quedo?
                —Sí, preciosa. Y si quieres también puedes meter solicitud en mi uni, no hace examen, es por sorteo, y a lo mejor alguna carrera te llama la atención, o la mía de Creación Literaria, ahí te pueden enseñar cosas relacionadas con el teatro, hay clases de Dramaturgia, Guion, y no sé qué cosas.
                —No sé, es que quiero estudiar teatro teatro. Eso es lo mío, me encanta, lo amo. Aunque me gusta más dirigir que actuar. En mi clase de dirección en el CEDART me felicitaron. Fui la única que se aventó a dirigir a maestros, dirigí a mi amigo Roberto que nos enseñaba malabar y a Brisa que nos daba corporal. Así aun estando en silla de ruedas y con el collarín y todo.
                —¿Fue en la época de tu accidente?
                —Sí, por esas fechas. Y ya, mis amigos me abandonaron con mi proyecto y tuve que hacerlo sola porque no les parecía, y no sé qué madres y por eso les pedí a ellos dos que me ayudaran. Hice todo un libreto sin diálogos, puras acciones guiadas con la música, porque en el teatro es muy importante el movimiento que luego puede decir más que las palabras. A todos les encantó.
                —Guau, si yo sabía que tenía una novia chingona.
                —¡Pues a wevo!
                —Jajaja, eres una vulgar.
                Nel, nel, nel, manto, así vulgar, lo que se dice vulgar, pos sí, a veces, la neta, jajajaja.
                Qué divertido me la paso con esta chica. De todo nos andamos riendo, hasta parecemos locos. Está tan rico, así encuerados, sentados en la cama, cagándonos de la risa. Puta. Si no fuera porque tengo que trabajar, me la pasaría todo el día con ella, a ver qué haciendo.
                —Pero oye, Mar, ¿por qué dejaste fiolos?
                —¿Fiolos?, no, yo dejé Filos. Y la dejé porque no pude con las dos, lo intenté un semestre, pero no mames, me despertaba a las seis de la mañana para ir a Creación, y de ahí me iba a las doce a Filos, me dormía una o dos horas en las Islas de CU, y vámonos a las clases, hasta las nueve de la noche. Pero ese no era el pedo. El pedo era que lecturas por aquí, lecturas por allá, y escribir por los dos lados. Y luego el pedo más grande es que las lecturas de Filos estaban más complicadas, tenía que releer el texto varias veces, y me harté, además yo me metí a Filos para escribir, y pues en Creación es lo que hago. Aunque mi asesora me dice que deje el ciclo básico y que me meta de una vez al ciclo superior.
                —¿Y hay alguna chica que te guste ahí en la escuela?
                —(Pregunta tramposa. Maniobra evasiva) Lilu, ¿por qué sacas eso?
                —Es que no me parezco a Karina, y me da miedo que un día me cambies por una chica como ella, o que regreses, que aparezca en al bar te salude, y te vayas.
                —(Trampa evadida) Lilu, amor, yo quiero estar contigo.
                —Mar, contéstame, no me cambies el tema.
                —No Lilu, no me gusta ninguna chica de la escuela (No, no lo hagas, cállate, suficiente, en serio, déjalo ahí). En Filos conocí a una que fue mi musa, pero no la veo desde una semana después de terminar con Karina.
                —¿Y le escribías cosas más bonitas que a mí?
                —(Puta madre, estamos caminando por terreno peligroso. Respira, piensa) Voy por un cigarro.
Muy bien, así ganamos unos segundos. Qué le podemos contar y qué no… 'pues chingue su madre, ¿qué tiene de malo decir la verdad?'. Que después nos lo va a reclamar.
—¿Para qué quieres que te cuente amor?, luego vas a reclamármelo.
                —No, Mar, no tendría por qué hacerlo, eso ya fue, ¿no?
                —(Con cuidado, cualquier pregunta es una mina) Pues sí, ella nunca quiso nada conmigo.
                —¿Entonces por qué le escribías?
                —No sé, estaba loca. Peor que tú, pero a ella no la aguanté lo que a ti y también cambié de escuela y pues la dejé de ver tanto. Yo creo que ella ayudó a que siguiera intentándolo contigo, ella me preparó para tu bipolaridad. Y pues tal vez por ese afán de lograr que fuera algo mío es que le escribí tanto.
                —O sea que a mí ya no me vas a escribir porque ya estoy contigo.
—No es eso, lo que pasa es que solo me sale, escribo porque de repente un día tengo ganas y ya. Generalmente escribo cuando estoy enamorado.
                —Entonces de ella estabas enamorado.
                —(Puta, ya pisamos una mina, a ver si solo fue un raspón o ya me chingué una pierna) Pues me gustaba, ha sido mi amor platónico.
                —O sea que todavía sientes algo por ella. Yo pensé que me tenía que preocupar de Karina, pero creo que me tengo que preocupar más de esta chica.
                —(Chingó a su madre. Pisé otra y creo que ya me chingué las dos piernas) Tranquila Lilu. Dijiste que no me ibas a reclamar (ni modo, juego sucio, igual que ella).
(…)
                Ahora ya llevamos dos horas sin hablar, ni me invitó a bañarme con ella, no sé si sea porque ya se resignó a que no soporto el agua caliente, o de plano, lo más seguro, sigue molesta conmigo. Chale ojalá pudiera hacer algo para calmarla, quedarme con ella y darle un masaje o algo, quizá en la noche, ahorita me tengo que ir a trabajar. No me gusta estar peleado, ojalá se le pase rápido.
—Ya me voy, amor, nos vemos en la noche.
Está toda seria. Ni nos voltea a ver, está viendo la tele.
                —Hoy no, voy con mis papás.
                —¿Qué tienes?
                —Nada.
                —¿Segura?
                —Sí, estoy bien.
                —Liliana, dime.
                —No pasa nada, Marco.
                —Ok, amor, como tú quieras, con cuidado. Te amo.
                —¿Ya te vas?
                —Sí, ya es tarde para ir a trabajar.
                —¿A trabajar?
                —Sí, Liliana, puedes ir al bar cuando quieras para que veas a quién me estoy cogiendo.
                —Eres un imbécil.
                —Lo sé, pero si vas, no olvides llevar tu IFE si no, no te dejan pasar.     
                —Ok.
                —Te amo.
                —Sí.

No hay comentarios: