viernes, 1 de febrero de 2013

Monotemático, vergüenza (o nuevo recuento de daños)

Habría que hablar de tantas cosas que uno luego termina sin recordar. Generalmente los problemas terminan siendo rebasados y cambiados por nuevos problemas que adquieren una mayor prioridad, hasta que llega un nuevo problema que escala a la posición número uno de nuestro top ten. Seguramente la vida va oscilando entre problema y problema y, también por qué no, momentos de serenidad y quietud. El problema es que últimamente mis situaciones problemáticas principales me hacen recordarme en la época de la preparatoria dónde todo giraba en torno a las mujeres, la lectura y la escritura. En la actualidad no mucho de eso ha cambiado, salvo que ahora vivo solo, y el problema constante es cómo conseguir qué comer el día de hoy. La verdad como ese detalle termino resolviéndolo día a día, vuelve a descender de lugar para dejar paso nuevamente a mis tres primeros lugares que constantemente cambian de lugar entre ellos. En realidad es un tanto divertido cuando logro verlo desde fuera, o quizá sea que ya no me queda más que la risa, quizá como me ha hecho reflexionar Xavier Velasco: la vergüenza y la preocupación hace mucho que se han acabado al menos en estas áreas.

      Sin embargo, hace algún tiempo que ciertos de esos problemas se unen, confluyen y hasta cierto punto se  simbiotizan en mi cabeza, en realidad no sé por qué pero todos ellos tienen que ver con el amor, y al final también mis escritor y cuando logro escapar al mundo de las lecturas, saltan en letras rojas las partes de amor (desamor). De alguna manare soy un tanto monotemático (¡claro!, un tanto -diría mi cerebro-). Y pensar que uno ya lo iba superando... no, en realidad sí ya lo he ido superando, hace unas semanas que retomo mi nivel de lectura que había sido pausado durante dos años, y escribo tanto más como puedo (en los últimos tres meses al rededor de ciento veinte cuartillas de word, más de la mitad el mes pasado)... y al final qué... al final uno se da cuenta de que por más que trata de dejar esto de lado, siempre queda una espinita por ahí esperando aparecer en el momento de mayor vulnerabilidad. En mi caso justo ayer, después de un par de días en los que la chica con la que "salgo" se ha puesto rara, y me recuerda a una situación similar hace tres años en las que tanto caos femenino, me hace pensar en mi relación pasada.

      Recuento de daños: un poco de tristeza, un tanto más de introversión y feas canciones de mi ex desgraciada, que aparecieron misteriosamente en la lista del itunes. Ahora, me avergüenza decirlo, estoy escuchando Katie Perry (o como demonios se escriba). Y es así que veo que aunque no lo creía, aún tengo un poco de vergüenza por ahí escondida.

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