miércoles, 15 de octubre de 2014

Pequeña apología femenina

Vacuidad human sin fémina
aquella que tiee a los hombres
prendidos de los huevos
por las musas
o las moiras

El primer gran tratado , o mejor dicho (si no tomamos en cuenta la función educadora que tiene el texto) el primer gran motivo en la cultura occidental, sobre los males del hombre: la mujer.

Pandora (la primera mujer) desata los males del hombre. Helena de Esparta, después Helena de Troya, fue el motivo por el cual la helade griega se mete en conflicto bélico.

Ilión y Grecia se baten a duelo durante diez años por una mujer (y los conflictos socio políticos de la época). El padre de la humanidad (Adán) se condena por una mujer. Siglos, milenios, después, aquí está este pobre mortal, muriendo por la cuestión de la fémina. Aquella figura que engloba el pretexto para hacer grandes proezas épicas, no ha dejado de existir.

Uno nace por una mujer, y muchos morimos (lentamente, quizá) por ella. Romeo y Julieta ciertamente habla del amor pasional y el conflicto entre dos familias; sigue siendo la mujer el motor para hacer pendejadas por doquier (más de cuatrocientos años que fue escrita la tragedia: sigue vigente). Así Dante es salvado por el amor de Beatriz, y Don Juan por el de Doña Isabel. Así también Jesucristo ronda entre la puta y la madre; y, así, de igual manera, en una versión no canónica, Caín mata a Abel (ya sea por Lilith, ya sea por su gemela). Asimismo Afrodita es hembra, y madre de Eros, así también Discordia usa el carácter voluble de la mujer para desencadenar la Guerra de Troya (el día del bodorrio entre Tetis y Peleo: padres del gran Aquiles), de vuelta a los griegos, de donde surge la historia de Eros y Psique, y donde siempre se ha dicho que el problema que radica entre el amor y la razón y, a final de cuentas, tiende a ser la razón la que nos jode para las cuestiones amorosas.

Aun Milton, el segundo gran poeta también canta a las musas; y las moiras que cortaban el hilo de cada hombre eran mujeres.

Es bien sabido por algunos curiosos (y otros más académicos) que los cultos primigenios tienen como figura a la madre, y aun entre los griegos es Nyx la que se considera madre de todas las cosas. No creo que sea fortuito que la negra Ker, esa muerte que venía por violencia, sea femenina. La fémina siempre es la condena del hombre. Es ella, diábolo y símbolo, y para muchos, Alpha y Omega. Por ello, no habría razón para no creer que Dios quizá sea mujer, igual que el destino, y que por esa volubilidad que las caracteriza, es que nuestro destino sea una mierda. Y por eso, ese mismo que escribe, este mismo que está escribiendo, se hunde y se revuelca en esa mierda.

Fin del comunicado. Me iré a hacer buches de caca, porque soy occidental y estoy jodido por una vieja.

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