lunes, 8 de septiembre de 2014

Canción de cuna para un niño que teme despertar.

Un arrullo a distancia, de esos que se cuelan en el oído y la piel, y te llegan a la espalda y la sonrisa. Un arrullo chiquito, un susurro cálido, un siseo dulce, surcándote el aliento y los labios. Un suave silencio, que te arrulle los ojos, y te adormezca el pecho, y te saque suspiros, que te rellene el sueño de palabras, y recuerdos bonitos. Un arrullo chiquito que te explote en las manos, zigzagueando de un ojo a otro, de una oreja a la otra, un susurro surcándote el arrullo y el pecho, como cuando eras niña y yo un niño que compartió infancias tardías contigo. Como cuando te podía abrazar en una noche sin cobijas y sin máscaras. Un arrullo genuino, como tus enojos genuinos y tu pinche genio, que al final no también era un arrullo, una canción de cuna, un sutil sentimiento de protección y acercamiento, y de tenerte en mis brazos y de retenerte en abrazos y dejarte dormida y dormirme contigo, y mirarte y seguir susurrando en tus sueños y al oído, y pasarte los dedos por el cabello, y seguir susurrando, y soñándote. Vivir en el arrullo y seguirte arrullando, shhhh shhhh shhhh, un beso en la frente, un beso en los labios, shhhh shhhh shhhhh... seguir en susurros

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